“La alegría del Evangelio llena el corazón y
la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por
Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Hay cristianos
cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Comprendo a las personas
que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir,
pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a
despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores
angustias. La tentación aparece frecuentemente bajo forma de excusas y
reclamos, como si debieran darse innumerables condiciones para que sea posible
la alegría. Esto suele suceder porque «la sociedad tecnológica ha logrado
multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la
alegría”.
“Una de las tentaciones más serias que ahogan
el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en
pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Aun con la dolorosa
conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse
vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi gracia,
porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2 Co 12,9). El triunfo
cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de
victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal”
(Papa Francisco, Exhortación Apostólica, La Alegría del Evangelio).
“El sentido de la vida es encontrarse”. “Yo
tenía un sueño, mi único sueño en la vida era encontrar a mi padre y matarlo”
(Facundo Cabral). Facundo es el último de siete hijos, su padre abandonó a su
madre cuando él iba a nacer, porque conoció a otra mujer y se fue con ella;
trabajó en lo que fuera para ayudar a su madre, a los once años se convirtió en
alcohólico, ladrón y vagabundo; por esta razón permaneció unos años en la
cárcel, ahí se encontró con Dios y consigo mismo. Se convirtió en poeta, músico
y cantante; el día que conoció a su padre, le dijo: “Ahora me quedo sin
enemigos, porque tú eras el único enemigo que me quedaba”. Se reconcilió con él
y le ayudó a conocer a Jesús.
“Alégrense siempre en el Señor. No se
inquieten por nada”. No es el dinero, poder político o militar, belleza física,
fama artística, lo que hace feliz a una persona. “La felicidad es El, todo lo demás
es pasajero” (Facundo Cabral). “Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón
está inquieto hasta que descanse en ti” (San Agustín). San Juan Juan XXIII,
Thomas Merton, Madre Teresa de Calcuta, Víctor Frankl, Cardenal Nguyen Van
Thuan, Sister Dolores Hart, nos enseñan con sus vidas que la felicidad es una
realidad no una ilusión.
¿Está usted buscando seriamente su felicidad
en Jesús?
“The happiness
of the gospel fills the heart and lives of those who are with Jesus. Those who
allow themselves to be saved by Him are free from sin, sadness, internal
emptiness, and isolation. With Jesus Christ happiness is always born and
reborn. There are Christians that seem to choose to have lent without Easter. I
understand those that tend to be sad due to the grave difficulties that they
suffer, but little by little you have to allow for the happiness that comes
from faith to awaken, like a secret but firm confidence, even amidst the worst
distress. Temptation often appears by way of excuses and complaints, as if
there should be innumerable conditions to make happiness possible. This usually
happens because «the technological society has managed to increase moments of
pleasure, but finds it very difficult to enkindle happiness.”
“One of the more
serious temptations which stifles boldness and zeal is a defeatism which turns
us into querulous and disillusioned pessimists, “sourpusses.” While painfully
aware of our own frailties, we have to march on without giving in, keeping in
mind what the Lord said to Saint Paul: “My grace is sufficient for you, for my
power is made perfect in weakness” (2 Cor 12:9). Christian triumph is always a
cross, yet a cross which is at the same time a victorious banner borne with
aggressive tenderness against the assaults of evil.
“The point of
life is to find oneself.” “I had a dream, my only dream in life was to find my
father and kill him” (Facundo Cabral). Facundo is the youngest of seven
children, his father abandoned his mother when he was about to be born. He had
met another woman and left with her; Facundo worked doing whatever he could to
help his mother, at 11 years of age he became an alcoholic, thief, and a
vagabond; this was the reason he was in jail for some years, there he found God
and himself. He became a poet, musician, and singer; the day he met his father,
he said: “Now I do not have any enemies, because you were the only enemy I had
left.” He reconciled with his father and helped him to come to know Jesus.
“Always be happy
in the Lord. Do not worry about anything.” It is not money, political or
military power, physical beauty, or artistic fame that makes a person happy.
“He is happiness, everything else is a passerby” (Facundo Cabral). “You have
made us, Lord, for you and our heart is restless until we rest in you” (San
Agustín). Saint John XXIII, Thomas Merton, Mother Teresa of Calcuta, Víctor Frankl,
Cardenal Nguyen Van Thuan, Sister Dolores Hart, teach us with their lives that
happiness is a reality not an illusion.
Are you
seriously looking for your happiness in Jesus?
Fr. Marco Lopez
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