11/15/2019


Después de Treinta años.

Sucedió en la madrugada del 16 de Noviembre de 1989, un grupo de militares ingresó al campus de la Universidad José Simeón Cañas, y asesinaron a seis sacerdotes jesuitas, su ama de llaves y su hija: Ignacio Ellacuría, Ignacio Martin-Baró, Juan Ramón Moreno, Amando López, Segundo Montes, Joaquín López y López, Elba Julia Ramos y Celina Ramos.

Por qué fueron asesinados estos sacerdotes jesuitas? En El Salvador, como dijo San Oscar Romero, se asesinaba a  cualquier persona que estorbara a quienes poseían el poder económico, político, y militar; por lo tanto, el asesinato de estos seis sacerdotes tiene su origen en su compromiso y defensa en favor de los más pobres de El Salvador, que eran y son la mayoría, y a quienes la clase dominante pretendía dominar de cualquier forma, también asesinándolos acusados de ser guerrilleros. Los sacerdotes jesuitas de la UCA, fueron asesinados porque eran el cerebro y la conciencia de la Iglesia y sociedad salvadoreña, quienes analizaban las raíces de la problemática social, política, y económica de este país. Por su capacidad de pensar y generar opinión en la sociedad salvadoreña fueron considerados automáticamente como enemigos del sistema, el cual, terminó asesinándolos.

Después de treinta años de aquel horrible crimen en el que también fueron asesinadas una madre y su hija, la justicia salvadoreña continúa sin juzgar a los actores intelectuales de este terrible hecho. Se ha juzgado a algunos de los asesinos, pero no a quienes dieron la orden de asesinar a los seis sacerdotes cuyo único delito fue pensar y hablar en una sociedad en la que sus ciudadanos habían perdido hasta ese derecho.

Después de treinta años, la realidad de El Salvador apenas comienza a cambiar, quizás la nueva situación política favorezca las condiciones que conduzcan al esclarecimiento y enjuiciamiento de quienes dieron la orden de asesinar a seis sacerdotes, una madre y su hija, que ningún mal habían causado a la sociedad salvadoreña. Ojalá esto sea parte del nuevo proceso de democratización de la sociedad salvadoreña por parte del actual Gobierno. Las nuevas generaciones de salvadoreños tienen derecho a conocer la verdad y la justicia sobre los errores del pasado, para que ellos no los repitan en el futuro.