5/08/2015

Unity in Diversity-Unidad en la Diversidad


On December 20, 1860, South Carolina seceded from the United States because Abraham Lincoln had been elected President. The Republican Party wanted to end slavery but South Carolina along with other southern states wanted to continue this practice.  Some legislators suggested dividing the country between North and South; in the South slavery was permitted, in the North it was illegal. Abraham Lincoln said the existence of slavery would no longer be accepted. Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Louisiana and Texas followed South Carolina’s decision to secede from the Union.  Delegates from these slave holding states met up in Montgomery, Alabama and agreed to establish a new nation that would become an independent republic called the Confederate States of America.  The separatists approved a new constitution.  Can you imagine what would have happened to our country if the separatists had triumphed in their project? Thanks be to God that unity in diversity prevailed. That is the essence, origin, and strength of North America, and what distinguishes this great nation from any other the world.

Family, social, political or ecclesial divisions or unity originate in the interior of every person, and has existed since the very origins of mankind. You need to only briefly review the Bible to discover, yesterday and today, the presence and effects of the division in the heart: “I belong to Paul, or I belong to Apollos, or I belong to Cephas, or I belong to Christ” (1 Corinthians 1, 12-13).

In a world so divided by economic, political, racial and religious interests, the Church has proclaimed courageously from its origins: “There is neither Jew nor Greek, there is neither slave nor free person, there is not male and female; for you are all one in Christ Jesus” (Galatians 3, 28). But “Integration will be facilitated when all parties maintain an open spirit. Integration cannot be forced” (United States Conference of Catholic Bishops: Unity in Diversity).

The Apostle Peter had to learn the importance, need and value for unity in the Church. But this unity does not happen overnight, or by an act of magic, but rather it is the result of personal conversion by every Christian: “In truth, I see that God shows no partiality. Rather, in every nation whoever fears him and acts uprightly is acceptable to him.” “We must learn to live together as brothers or perish together as fools” (Martin Luther King Jr.). As Christians we are “destined to go into the world and bear fruit”. It is our mission to: work to live in unity in our families, society, Church, and parish.

How are you cultivating and strengthening the unity in your family, neighborhood, job, school, and in our parish?


El 20 de diciembre de 1860, Sur Carolina se retiró de los Estados Unidos, esta decisión fue debido a que Abraham Lincoln había sido electo Presidente de este país. El partido Republicano deseaba terminar con la esclavitud, pero Sur Carolina y otros estados querían continuar con esta práctica. Algunos legisladores propusieron dividir el país entre Sur y Norte, en el primero se permitiría la esclavitud, en el segundo sería ilegal. Abraham Lincoln, dijo que no se aceptaría más la existencia de la esclavitud. Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana y Texas, siguieron a Sur Carolina en su decisión de separarse de la Unión Americana. Estos estados se reunieron en Montgomery, Alabama, y acordaron crear una nueva nación que sería una república independiente, la cual llevaría por nombre Estados Confederados de América. Los separatistas aprobaron una nueva constitución. ¿Se imagina lo que hubiese sucedido en nuestro país, si los divisionista hubieran triunfado con su proyecto? Gracias a Dios prevaleció la unidad en la diversidad, y esa es la esencia, origen y fortaleza de Norte América, y lo que distingue a esta gran nación de cualquier otro pueblo del mundo.

La división o la unidad familiar, social, política, o eclesial, se originan en el interior de cada persona, y existe desde los orígenes mismos de la humanidad, basta revisar brevemente la Biblia para descubrir, ayer y hoy, la presencia y efectos de la división en el corazón: “Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo” (1 Cor 1,12-13).

En un mundo tan dividido por intereses económicos, políticos, raciales y religiosos, la Iglesia ha proclamado valientemente desde sus orígenes: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3, 28). Pero “la integración, es decir, la unidad, es facilitada cuando todas las partes mantienen un espíritu abierto. La unidad no puede ser forzada” (Declaración de los Obispos Católicos de EE.UU: Unidad en la Diversidad).

El apóstol Pedro tuvo que aprender la importancia, valor y necesidad de la unidad en la misma Iglesia. Pero esta unidad no sucede de la noche a la mañana, o por arte de magia, sino que es fruto de la conversión personal de cada cristiano: “Ahora caigo en la cuenta de que Dios no hace distinción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que fuere”. "Debemos aprender a vivir juntos como hermanos o pereceremos juntos como tontos" (Martin Luther King Jr.). Los cristianos hemos sido “destinados para que vayamos por el mundo y demos fruto”. Es nuestra misión: trabajar para vivir en unidad en nuestras familias, sociedad, Iglesia, y parroquia.

¿Cómo está usted cultivando y fortaleciendo la unidad en su familia, vecindario, trabajo, escuela, y en nuestra parroquia?     

Fr. Marco







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