On March 24, 1980 at 5:45
pm, while celebrating Holy Mass in a hospital for patients with cancer,
Archbishop Oscar Arnulfo Romero was shot and killed. He brought to light the
reality of the gospel his country lived in during that historical time. Misunderstood
by the Salvadoran Episcopate, reprimanded by Saint John Paul II on one occasion
because he was misinformed; threatened to death by the military and the
guerrillas; this man fought with courage and truth for the transfiguration of
the Salvadoran Church and society. Recently, Pope Francis has declared that
Archbishop Oscar Arnulfo Romero is to become a saint. Romero will become a
saint not only for El Salvador, but for all Catholics and non-Catholics of the
Americas and other parts of the world.
February 28, 2013 Pope
Benedict XVI withdrew from the papacy and became Pope Emeritus. This was one of
his greatest acts of faith in God; humility, wisdom, and love for the Church.
Benedict XVI did not cling to ecclesiastical power, he gave the best of himself
to the Church and to humanity, he removed himself and left someone else in his
place. Although many in and outside the Church did not understand his decision
at that time.
Those who climbed the
mountain to be witnesses of the transfiguration of Jesus, they themselves will
forever be transfigured. Without this inner transfiguration Gandhi, Mother
Teresa of Calcutta, Fulton Sheen, Michael Mc Givney, Dr. Bernard Nathanson,
César Chávez, Steve Jobs, Dolores Hart, and many other men and women, would not
be like bright stars that challenge us constantly out of the mediocrity that we
can sometimes fall into. They understood that: “you must be the change you wish
to see in the world” (Gandhi).
The transfiguration of
Jesus on Mount Tabor, invites us to transform ourselves internally so that “a
tomb psychology thus develops and slowly transforms Christians into mummies in
a museum. Disillusioned with reality, with the Church and with themselves, they
experience a constant temptation to cling to a faint melancholy, lacking in
hope, which seizes the heart like “the most precious of the devil’s potions”.
One of the more serious temptations which stifles boldness and zeal is a
defeatism which turns us into querulous and disillusioned pessimists,
“sourpusses” (Pope Francis, The Joy of the Gospel, 83, 85).
What aspects of your life
are you courageously willing to work on, with God's help, during this time of
Lent to contribute to the transfiguration of your family and Saint Andrew
Parish?
24 de
marzo de 1980, 5:45 pm, mientras celebra la santa misa en un hospital para
personas con cáncer, es asesinado de un disparo el Arzobispo Oscar Arnulfo
Romero. Él había iluminado y denunciado a la luz del evangelio la realidad que
vivía su país en aquel momento histórico. Incomprendido por el Episcopado
salvadoreño, reprendido en una ocasión por San Juan Pablo II, porque lo habían
mal informado; amenazado a muerte por los militares y la guerrilla; sin
embargo, éste hombre lucha con valor y verdad por la transfiguración de la
Iglesia y sociedad salvadoreña. Recientemente el Papa Francisco ha declarado
que el Arzobispo Oscar Arnulfo Romero será elevado a los altares. Romero se
convertirá en un santo no sólo para El Salvador, sino para todos los católicos
y no católicos del Continente Americano, y otras partes del mundo.
28 de
febrero 2013, el Papa Benedicto XVI, se retiró del Papado, convirtiéndose en
Papa Emérito. Este fue uno de sus actos más grandes de fe en Dios, humildad,
sabiduría, y amor a la Iglesia. Benedicto XVI, no se aferró al poder
eclesiástico, dio lo mejor de sí mismo a la Iglesia y a la humanidad, para
apartarse y dejar su lugar a otro. Aunque muchos dentro y fuera de la Iglesia
no comprendieran su decisión en aquel momento.
Quienes
suben a la montaña para ser testigos de la transfiguración de Jesús, ellos
mismos son para siempre transfigurados. Sin esta transfiguración interior
Gandhi, madre Teresa de Calcuta, Fulton Sheen, Michael Mc Givney, Dr. Bernard
Nathanson, César Chávez, Steve Jobs, Dolores Hart, y tantos otros hombres y
mujeres, no serían como luceros que nos retan constantemente a salir de la
mediocridad en la que a veces podemos caer. Ellos comprendieron esto: “Sé tú
mismo el cambio que deseas ver en el mundo” (Gandhi).
La
transfiguración de Jesús en el monte Tabor, nos invita a transformarnos
interiormente para que “no se desarrolle en nosotros la psicología de la tumba,
que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo. Desilusionados
con la realidad, con la Iglesia o consigo mismos, viven la constante tentación
de apegarse a una tristeza dulzona, sin esperanza, que se apodera del corazón
como “el más preciado de los elixires del demonio. Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia
es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y
desencantados con cara de vinagre” (Papa Francisco, La Alegría del Evangelio,
83,85).
¿Qué
aspectos de su vida está dispuesto usted valientemente a trabajar, con la ayuda
de Dios, durante esta Cuaresma que Jesús nos ofrece, para contribuir a la
transfiguración de su familia y nuestra parroquia San Andrés?
Fr.
Marco
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