12/19/2014

EL PODER DE UNA MUJER

 
 
Una mujer abrió la puerta al pecado, otra mujer hace posible se realice la salvación de Dios en favor de la humanidad. San Pablo reconoce el poder de la mujer cuando afirma: “por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte” (Rm 5,12); “¡Cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se ha desbordado sobre todos!” (Rm: 5,15). Eva aceptó desobedecer a Dios y obedecer al maligno; Adán, consintió a través de ella la propuesta de desobediencia; María, decidió obedecer a Dios, haciendo posible que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se encarnara en su vientre y se hiciera verdadero Hombre. El pecado y la gracia entran en el mundo por decisión de una mujer.
“Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva”(Gal 4, 4) Esto no hubiese sucedido sin la participación total de una mujer: Santa María. Hay muchas cosas que difícilmente pueden realizarse en nuestras familias, Iglesia y sociedad, sin la participación comprometida de una mujer. Solo la mujer tiene el don de concebir y dar a luz una nueva vida humana, cuidar con especial atención la alimentación, crecimiento humano, espiritual, psicológico, intelectual y social de cada niño y niña; lo que es el corazón, el cerebro, y el alma en el cuerpo humano, es la mujer en cada familia.
Pero“todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque ‘el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral’, y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (Papa Francisco, “La Alegría del Evangelio”n. 103). Por no entender que la mujer, aunque distinta en su ser, es igual en dignidad al hombre; es decir, la mujer no es menos que el hombre, le ha sido negado a las mujeres por muchos siglos: estudiar, participar en la vida política; en incluso, en la misma Iglesia, solo después del Concilio Vaticano II, se ha reconocido a la mujer una mayor participación en las comunidades cristianas.
No sé si históricamente es verdad que Pocahontas salvó la vida de John Smith, la historia cuenta que ella pidió a su papá que no lo asesinara. Lo que sí sabemos es que Dios puso nuestra salvación en manos de una mujer: Santa María Virgen, gracias a su SI, Jesús se hizo Hombre para salvarnos del pecado.
El poder de una mujer, para bien o para mal, está presente en el mundo desde el origen de la humanidad: ¿Cómo está educando a sus hijas: haciéndoles creer que son inferiores a los niños, o ayudándoles a comprender que son iguales en dignidad? El mundo de hoy, necesita mujeres, que como María, escuchen la voz de Dios y hagan triunfar el bien sobre el mal.
Fr. Marco

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