Estaba
predicando en una parroquia vecina, cuando de repente una mujer levantó su mano
y me preguntó: ¿Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios para mí vida?
La
pregunta de esta mujer hace referencia al punto más importante de nuestra
existencia cristiana, porque, como dijo el Cardenal Francis Xavier Nguyen Van
Thuan: “La voluntad de Dios es nuestro pasaporte para el cielo” (El Camino de
la Esperanza, n. 28). Pero, vivir de acuerdo a la voluntad de Dios; es además, indispensable
para conseguir la felicidad verdadera también en este mundo: No hay felicidad auténtica
si vivimos cualquier aspecto de nuestra vida de espaldas a la voluntad de Dios.
La
respuesta a la pregunta: Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios para mi
vida, puede parecer lógica para muchos: guardar los Mandamientos de Dios, pero,
muchas veces, aunque los conozcamos de memoria nos resulta difícil acomodar nuestra
existencia a ellos. Sin embargo, si de verdad deseamos descubrir la voluntad de
Dios es fundamental que nos preguntemos:
1.
¿Concuerda
esta decisión con la Palabra de Dios?
2.
¿Puedo
pedirle realmente a Dios que me ayude a lograr lo que estoy haciendo?
3.
¿Tengo
paz genuina en mi conciencia?
4.
¿Mi
decisión está en armonía con mi condición de hijo/a de Dios?
5.
¿Está
de acuerdo esta decisión con el plan de Dios para mi vida?
6.
¿Beneficia
esta decisión a mi familia, mi comunidad cristiana?
7.
¿Honra
esta decisión a Dios?
Creo
sinceramente que cada uno de nuestros problemas, el que sea, tiene su origen en
el hecho de que ignoramos la voluntad de Dios para nuestra vida. Muchas veces
quizás ni siquiera nos preguntamos qué es lo que realmente Dios quiere para
nosotros. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que: “por la fe, el
hombre somete completamente su
inteligencia y su voluntad a Dios” (n.143). Y es en el entendimiento y
conciencia donde Dios nos muestra su voluntad a cada uno.
Nada
tan importante para que Dios nos muestre su voluntad como la oración, la
lectura bíblica, recibir el perdón de nuestros pecados a través del sacramento
de la Confesión; porque “es sabido que Dios no escucha a los pecadores, pero al
que honra a Dios y cumple su voluntad, Dios lo escucha” (Jn 9, 31). En otras
palabras, quien desee ser escuchado por Dios y conocer cuál es su voluntad tendrá
que hacer su mejor esfuerzo para agradarle con su vida.
A
veces las personas se acercan al sacerdote diciéndole: “padre, por favor ore
por mi porque usted está más cerca de Dios”. El sacerdote puede y debe orar por
su pueblo, pero usted es hijo, hija de
Dios, y El quiere mostrarle cual es su voluntad para su vida en cada aspecto de
su existencia. Sería injusto que Dios desee que hagamos su voluntad y no nos
muestre lo que quiere que hagamos.