Después de Treinta años.
Sucedió en la
madrugada del 16 de Noviembre de 1989, un grupo de militares ingresó al campus
de la Universidad José Simeón Cañas, y asesinaron a seis sacerdotes jesuitas,
su ama de llaves y su hija: Ignacio Ellacuría, Ignacio Martin-Baró, Juan Ramón
Moreno, Amando López, Segundo Montes, Joaquín López y López, Elba Julia Ramos y
Celina Ramos.
Por qué fueron
asesinados estos sacerdotes jesuitas? En El Salvador, como dijo San Oscar
Romero, se asesinaba a cualquier persona que estorbara a quienes
poseían el poder económico, político, y militar; por lo tanto, el asesinato de
estos seis sacerdotes tiene su origen en su compromiso y defensa en favor de
los más pobres de El Salvador, que eran y son la mayoría, y a quienes la clase
dominante pretendía dominar de cualquier forma, también asesinándolos acusados
de ser guerrilleros. Los sacerdotes jesuitas de la UCA, fueron asesinados
porque eran el cerebro y la conciencia de la Iglesia y sociedad salvadoreña,
quienes analizaban las raíces de la problemática social, política, y económica
de este país. Por su capacidad de pensar y generar opinión en la sociedad
salvadoreña fueron considerados automáticamente como enemigos del sistema, el
cual, terminó asesinándolos.
Después de treinta
años de aquel horrible crimen en el que también fueron asesinadas una madre y su
hija, la justicia salvadoreña continúa sin juzgar a los actores intelectuales
de este terrible hecho. Se ha juzgado a algunos de los asesinos, pero no a
quienes dieron la orden de asesinar a los seis sacerdotes cuyo único delito fue
pensar y hablar en una sociedad en la que sus ciudadanos habían perdido hasta
ese derecho.
Después de treinta
años, la realidad de El Salvador apenas comienza a cambiar, quizás la nueva
situación política favorezca las condiciones que conduzcan al
esclarecimiento y enjuiciamiento de quienes dieron la orden de asesinar a seis
sacerdotes, una madre y su hija,
que ningún mal habían causado a la sociedad salvadoreña.
Ojalá esto sea parte del nuevo proceso de democratización de la sociedad
salvadoreña por parte del actual Gobierno. Las nuevas generaciones de
salvadoreños tienen derecho a conocer la verdad y la justicia sobre los errores
del pasado, para que ellos no los repitan en el futuro.