En su libro “Actitud de Vencedor, la clave del éxito personal”;
John C. Maxwell, hablando sobre la importancia que tiene nuestra actitud ante
la vida, dice lo siguiente:
“En Awake My Heart (Despierta Corazón), mi amigo J.
Sidlow Baxter escribe: “¿Cuál es la diferencia entre un obstáculo y un
oportunidad? Nuestra actitud hacia él. Toda oportunidad tiene una dificultad y toda
dificultad tiene una oportunidad.
Al enfrentar una situación difícil, una persona con una
actitud destacada hace lo mejor que puede con ella, aunque obtenga lo peor de
ella. La vida puede ser semejante a una piedra de afilar. Si acaba con usted o
le pule depende del material con que usted está hecho.
Asistiendo a una conferencia para lideres jóvenes, oí
esta afirmación: “Ninguna sociedad ha desarrollado hombres tenaces en tiempo de
paz”. La adversidad es prosperidad para los que poseen una gran actitud. Los volantines
o papalotes se elevan contra, no con el viento. Cuando el viento adverso de la crítica
sopla, deje que sea para usted como el viento es para el volantín, una fuerza
contra la que esta se eleva más rápido. Un volantín no vuela a menos que tenga
la tensión controladora de la cuerda que lo ata abajo. Lo mismo sucede en la
vida.
Cuando los compañeros de escuela de Napoleón se burlaron
de él por su origen humilde y su pobreza, éste se dedicó por entero a sus
libros. Destacándose rápidamente entre ellos, en los estudios, demandó respeto.
Pronto fue considerado el más brillante de la clase.
Pocas personas conocían a Abraham Lincoln hasta que el
terrible peso de la guerra civil mostró su carácter.
Cuando Dios quiere educar a un hombre no lo envía a una escuela de gracias, sino de necesidades. Pasando
por el pozo y el calabozo es que Josué llegó al trono de Egipto. Moisés pastoreaba
ovejas en el desierto antes que Dios lo llamara a su servicio. Pedro, humillado
y arrepentido por negar a Cristo, aceptó el llamamiento “apacienta mis ovejas”.
Oseas fue amado y cuidado por una mujer infiel que estaba fuera de la
obediencia a Dios.
Los grandes líderes surgen cuando ocurren las crisis. En las
vidas de las personas que triunfan vemos repetidamente terribles problemas que
les fuerzan a levantarse por encima del promedio común. No solo encuentran las
respuestas sino que descubren un tremendo poder dentro de sí mismas. Como el
agua subterránea produce olas muy adentro en el océano, esta fuerza interior
explota en una poderosa onda cuando las circunstancias parecen superarse. Entonces
transpone el límite el deportista, el autor, el estadista, el científico o el
hombre de negocios.
Sabremos si nuestra actitud está en el carril apropiado
cuando seamos como el modesto hombre de negocios cuya tienda de ropa estaba
amenazada con desaparecer. La tienda de una cadena nacional se había instalado allí
y había adquirido todas las propiedades de su manzana.
Este hombre muy
particular se rehusó a vender. “Muy bien, entonces construiremos a su alrededor
y lo sacaremos del negocio”, le dijeron los competidores. Llegó el día cuando
el pequeño comerciante se encontró encerrado, con una nueva tienda por
departamentos rodeando por ambos lados a su pequeño negocio. Los cartelones de
los competidores anunciaban “¡Gran inauguración!” El comerciante puso un cartel
a todo lo ancho de su tienda que decía: “Entrada principal”.